Asturias, es sin lugar a dudas, una de las comunidades más bellas, y aún así, más desconocidas de España. Además de que se encuentra situada en el Norte, de que suele llover abundantemente, y del extraño acento de quienes la habitan, poco más se suele saber de esta maravillosa tierra.
Lleno de paisajes increíbles, oxigenados ríos, verdes valles, cumbres de roca viva y la abrupta costa que lo caracteriza, este pequeño y olvidado principado es hoy un auténtico y reconocido Paraíso Natural, que cuenta con un Parque Nacional, cinco Parques Naturales, diez Reservas Naturales, once Paisajes Protegidos y treinta y nueve Monumentos Naturales, además de siete Reservas de la Biosfera.
Su excepcional naturaleza se complementa con aquellos otros paisajes tocados por la mano del hombre: sus puertos, sus molinos, castilletes, sus casonas asturianas y palacetes indianos, mezclando lo de aquí con lo de allí, la tristeza y la alegría, el reencuentro y la partida; en definitiva, dando fe de la rica historia que nuestros paisanos nos han dejado grabada en la piedra, las rocas, las caleyas y los bosques.
Asturias hay que leerla, hay que vivirla, hay que pisarla, olerla y disfrutarla.
No puedo olvidar en este post hablar del origen de sus tierras, que aunque jóvenes y vivas tienen ya la friolera de 600 millones de años. Estas tierras fueron en su origen sedimentos marinos que tras varios plegamientos, el último de ellos, el Alpino, hace tan solo 50 millones de años, dieron lugar a los Picos de Europa.
Tras esta orogénesis Asturias debió de ser un lugar ideal para disfrutar de la vida, y de ello dan fe las huellas de dinosaurios de nuestra costa y los restos encontrados.
Así de idílico debió de seguir siendo este lugar, cuando unos pocos años después, como quién dice, en el Paleolítico inferior, empezaron a pasearse por estos lares los primeros pobladores, a los que tanto les debía de gustar lo que les rodeaba, que decidieron dejar muestra de ello pintando las cuevas que habitaban. Hoy en día cinco de estas cuevas son Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
El reloj del tiempo siguió marcando su ritmo y llegó así al Mesolítico, la Cultura Asturiense, los Megalitos, y los túmulos, hasta alcanzar la Edad del Hierro, cuando surgen las primeras ciudades denominadas castros, características del Mundo Celta.
Después, la Conquista Romana, los Suevos, Visigodos y la Invasión Musulmana, hasta que con Pelayo se estableció el Reino de Asturias en el año 722, propiciando un cambio a este lado del mundo. Poco vestigio ha quedado de esta gloriosa época de 200 años de duración conocida como "La Asturias de los 12 Reyes", siendo estos pocos vestigios a día de hoy, Patrimonio de la Humanidad. Se trata del Prerrománico Asturiano, que aún hoy en día nos hace sentir orgullosos de esta época de esplendor.
A partir del siglo X, momento en el que la corte del reino se traslada a León, llegarán intensos cambios para Asturias, tomando parte activa en algunos de ellos y siendo olvidada más que nunca en los otros.
Ya en el siglo XX la Industria vuelve a poner al Principado en boca de todos, atrayendo a trabajadores de todas partes de España, forjando los asturianos que hoy en día somos: bravucones, sociables, afables y por supuesto, los más fartones y los más chumadores, o al menos eso es lo que nos gusta decir.
Porque no solo Asturias es para visitarla, es para vivirla y para degustarla, en tranquilidad, con un plato de fabas y un culín de sidra.
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